Un año de temporada en Buenos Aires
Octubre 2006: 2º Festival Iberoamericano de Teatro de Mar del Plata
Noviembre 2006: Sala Municipal de Teatro El Cuadrilátero, San Pedro
Abril 2007: Teatro Juan de Vera, Corrientes
Mayo 2007: Taller de Teatro de la Universidad Nacional de La Plata
Agosto 2007. CELCIT, Buenos Aires – a beneficio por la nueva sede del CELCIT.




EXPLOSIVO CÓCTEL DE IRONÍA Y TERROR EN PAREJA

El humor suele camuflar o apaciguar, cual bálsamo, lo que molesta, lo que inquieta, lo que da miedo, lo que duele. Esta obra del venezolano Gustavo Ott, "Tu ternura Molotov" demuestra al espectador que puede reírse de todas esas cosas, sin perder de vista que el terror está ahí, agazapado. En el escenario del CELCIT, el centro que comandan los prestigiosos maestros Juan Carlos Gené y Carlos Ianni, se presenta un matrimonio –los actores María Marta Forni y Juan Sebastián Vila-, que desnuda, entre otras cosas, la superficialidad de cierta clase media con aspiraciones, y los profundos y oscuros prejuicios sociales que suelen manifestarse casi sin querer, porque no se tiene conciencia de ello, en una charla íntima o en una reunión no necesariamente de amigos. La actualidad, aquí el premiado Ott hecha mano a un interesante recurso, el terrorismo, el fundamentalismo, aparece como un pasado incómodo, intrigante (¿terrorífico?), que irrumpe mientras, a poco de iniciada la función, Victoria –la periodista- y Daniel –su marido, de profesión abogado-, se preparan para tener relaciones sexuales y buscar un hijo varón, como si se tratara de una torta Exquisita, de esas que vienen en polvo y se preparan en pocos minutos, sin demasiado esfuerzo salvo cuidar los ingredientes y la cocción. La llegada del correo, del cartero, nos demuestra que no sólo pueden aparecer “intrusos no deseados” (virus) vía Internet. Otro acierto de Ott, que se apoya en la muy buena dirección de Corina Fiorillo, y en las actuaciones impecables de Forni y Vila, quien suma puntos beneficiado por un personaje que le deja soltar histrionismo y humor ácido. El escenario y la disposición de la sala teatral en sí misma refuerzan el compromiso del espectador frente a una obra que no puede resultar indiferente. La iluminación (del mismo Carlos Ianni) se convierte en un aporte imprescindible. Por momentos, da la sensación de que cobija a un fantasma tenebroso, un tercero en discordia que los protagonistas procuran ahuyentar todo el tiempo. Desde la aparición de la encomienda –esa misteriosa caja de Pandora para 2- hasta el final abierto, la obra no decae y matiza, con dosis exactas de ironías y crueldades solapadas, su atrapante devenir. Hay que verla, especialmente, en pareja. Para divertirse, inquietarse, pensar y discutirla. No es poca cosa. Marcelo Mendieta. El Informatorio-radio Palermo (http://elinformatorio.blogspot.com)